VOLVAMOS A LA PALABRA DE DIOS

Ante un mundo de caos, estrés, desesperación y personas llenas de depresión, es necesario que nos llenemos de la Palabra del Señor. Solo el conocimiento de Su Palabra puede darnos esperanza, seguridad y descanso.

Como parte de este mundo caído podremos enfrentar situaciones inesperadas como enfermedades, problemas económicos, etc.; o tener un familiar, un amigo o compañero de trabajo o de estudio que pueda ser la persona que lo esté enfrentando. Sin embargo, el evangelio tiene promesas de consuelo y de esperanza.

Al principio puede ser devastador, pero a medida que se asimila la situación nuestras convicciones informarán nuestras conductas. Si solo en nuestra mente tenemos los mismos textos recitados constantemente como Juan 3:16 “por que de tal manera amó Dios al mundo…”, que es un verso extraordinario, pero no nos prepara para lidiar con el sufrimiento, con la depresión, etc. Necesitamos llenarnos de toda la Palabra de Dios para traer consuelo específico en situaciones específicas.

Leamos constantemente la Palabra de Dios, si puedes, memorízala, y en el momento preciso ella llegará a tu mente y te dará lo que necesitas. No fuerzes la situación, todo requiere tiempo y constancia. No es que finjamos que todo está bien, sino que llevemos nuestras cargas y preocupaciones en oración al Señor Jesús, descansemos y esperemos en El. El Espíritu Santo nos guiará y nos ayudará a atravesar cualquier situación que nos toque vivir. Romanos 8:26-27, “De la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos orar como deberíamos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Y aquel que escudriña los corazones sabe cúal es el sentir del Espíritu…” Y sin darnos cuenta nos llenaremos de Su fruto, como en Gálatas 5:22-23, “Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio, contra tales cosas no hay ley”.

Dios te bendiga!

Cuando hablamos de fidelidad, la Real Academia Española (RAE) la define como lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona. Otra definición es la firmeza y constancia en sus afectos, en el cumplimiento de sus obligaciones, y no defrauda la confianza depositada en él.

Cuando la Biblia habla de que Dios es fiel, describe rasgos de Su carácter. Juan 14:6 dice que Jesús es la verdad («Jesús les dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí»). Quiere decir que todo lo que El es, Su persona, Su voluntad, lo que dice y lo que hace es verdad. El siempre es firme en todo tiempo y permanece para siempre. Por lo tanto, El es digno de nuestra confianza. El nunca falla y por ello podemos descansar plenamente en Su fidelidad. A veces pienso, si la fidelidad de Dios dependiera de nosotros, creo que no ganaríamos mucha fidelidad de parte de El. Sin embargo, Su fidelidad reside en que El siempre actúa en base a Su carácter, escogiendo lo mejor por amor de Su nombre y por amor a nosotros.

A menudo, nosotros cambiamos y necesitamos de Aquel que nunca cambia. Por eso podemos descansar en El. El olvida nuestros pecados y nos atrae a Su corazón. Descansar es una de las cosas que más anhelamos y necesitamos en este mundo que se ha vuelto un caos, lleno de aflicciones por todos lados. Pero de igual manera, necesitamos descansar de nuestros esfuerzos personales por cambiarnos a nosotros mismos, necesitamos descansar de nuestro propio pensamiento y entendimiento que desea ganar la aprobación de Dios, necesitamos descansar de querer esconder nuestros propios fracasos y aparentar, en lugar de descansar simplemente en los brazos del Salvador.

La realidad de nuestros corazones, a pesar de que han sido transformados, es que no somos fieles a Dios. Esto es algo que vemos desde el Antiguo Testamento, cuando el pueblo de Israel iba tras otros ídolos, tal como hoy en día nuestro corazón tiene algunos ídolos. No deseamos al Salvador de nuestras almas aun cuando Él derrama la abundancia de Su amor siempre sobre todos nosotros. Dios nos es fiel únicamente porque hubo un pago por nosotros. Jesucristo fue clavado en una cruz en nuestro lugar, quienes teniamos que estar en esa cruz eramos nosotros, pero el compró la fidelidad de Dios para nosotros, y eso fue a un alto costo. No despreciemos, ni ignoremos ese amor que nos trajo a los pies de la cruz y hoy nos tiene sentados en los lugares celestiales en Cristo y así lo dice Efesios 2:6 («y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en lugares celestiales con Cristo Jesús»). Todo en nuestra vida debe descansar en la fidelidad de Dios para con nosotros; tanto Su obra de salvación como de santificación, todo por los méritos de nuestro Salvador.

La misma fidelidad de Dios que completó la obra de salvación en la cruz a nuestro favor, completará su obra en nosotros. Su fidelidad está marcada en nuestras almas por Su Espíritu en nosotros y hemos recibido un corazón nuevo para poder amarle y obedecerle. En los días buenos, a veces pensamos que es nuestra piedad y esfuerzo lo que nos ha traído hasta ahí, olvidando e ignorando que es la fiel mano de nuestro Dios. Y en los días malos, podemos animarnos recordando que Su fidelidad es la que nos sigue sosteniendo a pesar de nuestra desobediencia. Él no nos falla. 

Su mano es la que nos sostiene siempre. Su fidelidad es la que nos llama, Su fidelidad es la que nos guarda, y una vez más, lo hará hasta el final. Estamos seguros en los brazos de nuestro Salvador. Meditemos en Su fidelidad y adoremosle por Su obra en nosotros. Amén!

«No existe sobre la faz de la tierra una relación con un hombre que pueda satisfacerte, ni un hijo que pueda necesitarte lo suficiente. No existe un trabajo que pueda llenarte por completo, ni vacaciones que puedan cautivarte lo suficiente. No hay nada que pueda lidiar con el profundo sentido de quién eres, hasta que primero resuelvas el tema del diseño de Dios.» -Pastor Alistair Begg

En Génesis 1:27, cuando dice: «Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.»

Si, sé que ya sabes eso, pero te animo a que traigas tu mente y tu corazón delante de Dios y reflexiones en estas verdades que sé que harán una diferencia de como verás tu vida de ahora en adelante.

Miremos los fundamentos de lo que significa quienes somos en el Salmo 139: «Oh Señor, Tú me has escudriñado y conocido. Tú conoces mi sentarme y mi levantarme; desde lejos comprendes mis pensamientos. Tú escudriñas mi senda y mi descanso, y conoces bien todos mis caminos. Aún antes de que haya palabra en mi boca, Oh Señor, Tú ya la sabes toda. Por detrás y por delante me has cercado, y Tu mano pusiste sobre mí. Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; es muy elevado, no lo puedo alcanzar. ¿Adónde me iré de Tu Espíritu, o adónde huiré de Tu presencia? Si subo a los cielos, allí estás Tú; si en el Seol preparo mi lecho, allí Tú estás. Si tomo las alas del alba, y si habito en lo más remoto del mar, aun allí me guiará Tu mano, y me tomará Tu diestra. Si digo: “Ciertamente las tinieblas me envolverán, y la luz a mi alrededor será noche”; ni aun las tinieblas son oscuras para Ti, y la noche brilla como el día. Las tinieblas y la luz son iguales para Ti. Porque Tú formaste mis entrañas; me hiciste en el seno de mi madre. Te daré gracias, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho; maravillosas son Tus obras, y mi alma lo sabe muy bien. No estaba oculto de Ti mi cuerpo, cuando en secreto fui formado, y entretejido en las profundidades de la tierra. Tus ojos vieron mi embrión, y en Tu libro se escribieron todos los días que me fueron dados, cuando no existía ni uno solo de ellos. ¡Cuán preciosos también son para mí, oh Dios, Tus pensamientos! ¡Cuán inmensa es la suma de ellos! Si los contara, serían más que la arena; al despertar aún estoy contigo».

Aquí podemos ver como Dios nos formó minuciosamente en el vientre de nuestra madre y une todo aquello que forma parte de nosotros como individuo. No somos producto de la casualidad, nuestras huellas dactilares son únicas, no son las mismas de otra persona. Nuestro ADN es único, no hay ninguno que se repita en todo el mundo. La forma de vivir nuestra vida, nuestro físico, nuestra sexualidad, nuestras emociones, nuestra racionalidad, nuestro rol en la vida; Dios lo organizó intencionalmente. Nuestra racionalidad, nuestra habilidad para pensar, para razonar, para pensar de manera lógica, viene solo de Dios.

He escuchado personas decir que nos parecemos al chimpancés o que tenemos una afinidad fisiológica con el cerdo. Hay unas similitudes pero no son porque el hombre se originó del chimpancé o del cerdo, sino que Dios, como Creador, es libre de duplicar Sus sistemas en más de una sola forma en Su creación. Podemos esperar que haya afinidad entre el ser humano y otras criaturas. Creo firmemente que fue muy sabio de parte de Dios, ya que se pueden hacer pruebas para la medicina humana con animales y que esas afinidades hagan posibles el uso de algunos órganos del cerdo para transplantes humanos. Pero esto no quiere decir que estamos por ahí brincando de rama en rama o que nos arrastraremos como el cerdo en el lodo. La Biblia dice, Dios hizo todo eso de una forma única y nos hizo únicos. Y hasta que no tomemos conciencia de esto, nos quedaremos mirando revistas, periodicos, redes, tratando de averiguar quienes somos, de donde venimos, por qué existimos y un sin número de cosas que pretenderan darle algún sentido a nuestra vida, a nuestra estructura del matrimonio, y esperanza a todo lo que esto conlleva. ¡Cuidado! Esto abre la puerta a romper con el estándar de Dios, abre la puerta a abusos y teorías de variación. Podemos adiestrar un animal para direcciones específicas y premiarlo con una galleta por su hazaña y podremos decir que es muy inteligente; pero no son capaces de realizar una tarea específica que puede realizar alguno de nosotros identificando lugar, color, tamaño, forma y función. La creatividad, el arte, la música, la literatura, la ciencia, la tecnología, la moralidad, el sentido de lo que es correcto e incorrecto, la inmortalidad, la conciencia de que no dejaremos de existir sino que viviremos para siempre; y así sucesivamente… Esto también forma parte de cómo Dios nos creó.

Señor, ayúdanos a escudriñar Tu Palabra cada dia, guía nuestros pensamientos para que podamos tomar en serio Tu Palabra y toda implicación de lo que significa que Tu eres el Creador, nuestro Diseñador. Como cuando un artista firma su obra de arte, está poniendo su marca en la obra hecha, así también haya en nuestras vidas la marca y la evidencia de Ti. Oro que mientras pensamos en estos temas, Tu Espíritu sea nuestro maestro, en el nombre de Jesús, amén.